De entrada, puede parecer sorprendente pero la psicología y la experiencia de usuario están mucho más relacionadas de lo que a priori pueda parecer. ¿Por qué? Sencillo. Al interactuar con un producto o un servicio estamos viviendo una experiencia de la que brotan percepciones y emociones diversas. En función de cómo sea dicha experiencia, la percepción que nos quede de la misma podrá ser positiva o negativa.

Por tanto, saber cómo influir en esas emociones es clave para dejar al usuario una sensación positiva de su interacción con el producto o servicio. Diseñar una buena experiencia de usuario requiere, pues, entender los procesos mentales a los que este se enfrentará. La psicología te ayuda a comprender estos procesos y a implementar estrategias que te permitirán:

  • Aprovechar la capacidad de retención y la memoria del usuario.
  • Motivarle a tomar decisiones.
  • Predecir su comportamiento y facilitar acciones.
  • Captar su atención en los puntos clave.

Aplicaciones de la Psicología a la experiencia de usuario

Aunque hay muchos principios de la Psicología que pueden aplicarse a la experiencia de usuario, vamos a destacar 5 principios básicos que debes respetar en todo momento.

#1 La ley de aislamiento

Este efecto, también se conoce como el efecto ‘von Restorff’. Se basa en la idea de que al reunir objetos muy similares entre sí, el usuario recordará mejor aquel que sea diferente. Un ejemplo de la ley de aislamiento aplicada al diseño web es la colocación de CTAs en un color distinto al resto de botones.

#2 El efecto de colocación en serie

La psicología ha demostrado que siempre que a un usuario se le enseñan elementos en serie, tiende a recordar mejor los que la empiezan y los que la terminan. Esto se denomina efecto de primacía y efecto de recencia, respectivamente. A nivel de experiencia de usuario, es muy útil a la hora de diseñar menús de navegación, por ejemplo: la primera y última posición deben ser para aquellos elementos a los que quieras dar mayor importancia.

#3 La ley de Fitts

La ley de Fitts hace referencia a la precisión del ser humano para apuntar a un objetivo, ya sea en el mundo real como en una interfaz. En una interfaz existe una relación logarítmica entre el tamaño de la opción a pulsar y la distancia que debe recorrer el usuario para pulsarla. Interesante, ¿no crees?
Los estudios demuestran una preferencia menor por los objetos distantes y/o pequeños. En cambio, nos vemos atraídos por opciones que están en puntos opuestos de la pantalla. Aplicar esta ley te será muy útil para modelar acciones de point-and-click: pinchar sobre un botón, usar un widget, un formulario de suscripción…

#4 La carga cognitiva

Se conoce como carga cognitiva el esfuerzo mental que debe hacer el usuario para hacer cualquier tarea. Si quieres desarrollar una buena experiencia de usuario, la carga cognitiva demuestra que debes:

  • Evitar acciones redundantes en tu interfaz.
  • Clarificar pasos que pueden ser dudosos.
  • Redactar textos con claridad.
  • Categorizar la información de manera correcta.

#5 La ley de proximidad

Esta ley afirma que las personas tendemos a agrupar aquellos objetos u informaciones que están muy juntas entre sí. Aplicar esta ley en términos de experiencia de usuario se traduce en que debes respetar los espacios en blanco para separar secciones y elementos de la interfaz -y también tenerlos juntos si requieren contextualización para asociarlos-. Una mala ordenación de los elementos puede generar confusiones que repercuten en la carga cognitiva.